Último deseo del año. A orillas del Cantábrico, Celorio arropará este 31 de Diciembre una noche mágica, llena de ilusión y sonrisas. El reloj marca la hora, se acercan las 12 de la noche y los nervios, entre polvorones y turrón hacen mella en el estómago. El último anuncio de televisión, en el que nos fijábamos cada año en casa, para dar paso al carrillón y entonces los nervios aumentan. Los cuartos, la primera uva ya en la mano, y por fín... las campanadas; una, dos, tres, cuatro, y así hasta doce, entre miradas, sonrisas y esperemos ningún atragantado. Con la última campanada la última uva que abre el nuevo 2009. Un deseo, lleno de amor y esperanza. Un beso mágico, compartido, el brindis, besos y abrazos entre todos, el primer anuncio de televisión, fácil que pase desapercibido y llamadas de teléfono a todos aquellos que no están a nuestro lado. ¡¡FELIZ AÑO!! y empieza la fiesta. Una noche larga, una noche de elegancia, una noche para compartir, una noche para disfrutar y hacerla única entre la únicas nocheviejas que cada año nos hacen, a todos, celebrar al unísono un mismo momento especial.
miércoles, 31 de diciembre de 2008
sábado, 13 de diciembre de 2008
PISAR LA NIEVE
Nieva, miramos al cielo y copos de nieve se dejan caer ante nuestra cara ilusionada. Cómo me prestaba, aquellas mañanas que al levantar la persiana, la calle estaba pintada de blanco y desayunabas lo más rápido para ataviarte con la ropa de invierno y salir a tirar bolas, hacer iglús o muñecos de nieve. Aquí, en la gran ciudad, anuncian nieve en el telediario, comunidades en alerta, puertos cerrados, niños que no van al cole, los pueblos quedan aislados. Casi dos semanas con días de abundante nieve y frío. Aquí, solo agua. Hoy por suerte, unos minutos he podido ver los copos caer, pero las calles no se pintan de blanco, y yo aún no he pisado la nieve. Que añoranza, la nieve, las nevadas fuera de las noticias. De pequeña tenía un trineo verde, apenas lo utilicé, pronto empecé a esquiar. Ahora, hace tanto de eso, que la añoranza, el tiempo me a hecho desear. Ir a esquiar, hacer culo-esquí con o sin trineo, lanzar bolas de nieve, y hacer el muñeco que nunca hice con la nariz de zanahoria, los ojos de botones y mi bufanda de colores. Algún día, haré una escapada, y te llevaré conmigo, y porfín pisaremos juntos la nieve, pero no te librarás de una batalla de bolas. Luego si quieres te invitaré a un chocolate muy caliente. Mientras, sequiré imaginando la nieve que rara vez estas calles cubrirá.
Dormir para despertar así
Amaneceres sin prisas, con todo el día por delante. Abres los ojos sin que ninguna voz, ruido, o lo que es peor, la alarma del despertador suene... absorbiendo la satisfación de un sueño que ha sido perfecto. De esos profundos, acurrucados en el calor de las mantas, flotando entre nubes de algodón. Y despertar, con un día fuera de la ventana gris, sin apetito de humanos deambulando por sus calles, oliendo el rincón de la casa que te espera para que remolonees en él todo el día, sin prisas, sin obligaciones, nada más que tu entretenimiento placentero.
Entonces se prolonga el levantarse de la cama, una vuelta y otra, entre escondidas sonrisas de gusto por exprimir el momento. Miras el reloj, hoy no tiene hora, te espurres, quizás cojas un libro, una revista, el ordenador, enciendas la televisión, te prepares un café, y aún sigas aprovechando tu hueco caliente en la cama... o el relevo pase al querido sofá, quién sabe, antes o después pero él hoy no se libra.Días así, casi son un ritual.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
GRACIAS
A veces, las palabras se quedan cortas para expresar algo. Hay veces, que el sentimiento es tan grande, que no se ha creado una palabra tan inmensa para él. Cuando sentimos un agradecimiento tan enorme por todo lo que se hace por nosotros, la palabra que se escapa de nuestras bocas es , GRACIAS. Pero en ocasiones, parece hubiera menguado y ser diminuta para tan grande sensación de gratitud.
Una niña, me cuenta al oido. Conoció a un duende que la cuida y la quiere con locura. Un día le dio su corazón para que ella lo guardara, un día la hizo feliz por primera vez, y un día la hizo soñar con ilusiones eternas. Desde aquellos primeros días, en los que el duende la envolvió de su mágia, fue cuando para ella todas las palabras que expresaban lo que sentía, menguaron. El duende no deja de corretear por su cuerpo, haciéndola vibrar cada segundo, haciéndola volar lejos y muy lejos y haciéndola saltar abismos. Ella, desbordada de emociones, no conoce ya palabras que alcancen tan grande magnitud.
Una niña, me cuenta al oido. Conoció a un duende que la cuida y la quiere con locura. Un día le dio su corazón para que ella lo guardara, un día la hizo feliz por primera vez, y un día la hizo soñar con ilusiones eternas. Desde aquellos primeros días, en los que el duende la envolvió de su mágia, fue cuando para ella todas las palabras que expresaban lo que sentía, menguaron. El duende no deja de corretear por su cuerpo, haciéndola vibrar cada segundo, haciéndola volar lejos y muy lejos y haciéndola saltar abismos. Ella, desbordada de emociones, no conoce ya palabras que alcancen tan grande magnitud.
Y yo la digo, no hay otra palabra mejor que pueda ayudarte, todas son pequeñas. Pero GRACIAS, gracias puede ser inmensa si se dice de corazón, si se acompaña de la fidelidad y el amor. Asi que vete, y dile a tu duende, en susurro, al oido, cuando no se lo espere, GRACIAS. El vibrará contigo y entenderá que todo es más grande que esa solitaria palabra. Pero corre, ve y díselo, la palabra pone el sentimiento y tú haces que él lo sienta.
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Yo misma
- Indi
- Un poco loca, diferente, con un toque de color rosa y mil sueños que se me acumulan. Me siento Astur-leonesa. Mi mundo, de naranja y fresa.