Tú tomas el café y yo el colacao con tres cucharadas de azúcar. Me acostumbraste a desayunar con cuchara pequeña y taza con asa. Yo mojo las galletas de dos en dos, y cada vez que mis dientes las van a atrapar, sin avisar ellas se caen. Con la mente de una niña, mi imaginación empieza a volar.
La Señora María saltaba siempre desde lo más alto al mar. Un pescador que la avistaba caer lanzaba la red intentando pescarla, pero ni en las profundidades la encontraba. ¿Dónde se escondían? ¿A dónde iban?
Yo miraba con asombro mi taza, el colacao y la galleta ahogada al naufragar. No encontraba explicación, no podía indagar más con la cucharilla entre la leche. Te miré, me miraste y dijiste: "cariño, siempre te pasa igual. Empapas tanto las galletas que al final se te caen y se deshacen".
No hay comentarios:
Publicar un comentario